
Trujillo nació cuando finalizaba el siglo 19, época de los grandes caudillos
de polaina, a lomo de caballo, sable en mano y generales de charreteras
colocadas a pura fuerza, pero sin una idea clara de lo que es una nación, una
patria.
El territorio nacional era para ellos una manigua, sin
horizontes más allá de donde alcanzaba su vista.
Trujillo se desarrolló en un siglo 20 tormentoso, donde su primera gran
prueba de fuego fue junto al interventor norteamericano. Pudo ser un simple
soldado o un recadero, pero el ascenso político y personal de Trujillo deviene
de un perfil que se colocaba dentro del hombre providencial que pintaban los
gringos.
Ascendió sobre charcos de sangre, poniendo su sable al servicio del
interventor, y en especial logrando jerarquía con la eliminación de los
patriotas que enfrentaron a la intervención, sobre todo a los llamados
gavilleros en la zona Este del país.
Los sucesos locales, la reelección de presidentes que no comprendían los
cambios internacionales fueron murallas que no entorpecieron la coyuntura
de la marcha de Trujillo hacia el poder. Se vendió con la falsa etiqueta
de un redentor y puso el infierno a los pies de los dominicanos.
El nombre de Trujillo es hoy una página olvidada de la historia, pero sus
métodos lo mantienen vivo, insepulto, con la nebulosa de que puede volver como
diestro jinete en un caballo pálido. Trujillo fue un asesino político, que a
contrapelo estableció las bases generales para que la sociedad de su Era diera
un salto hacia el siglo 20.
Trujillo fue malo, abominable, repudiable, y su régimen en lo personal
tenía que desaparecer a golpe de balas y choros de sangre, pero sus métodos,
sus formas, su herencia están hoy más vivos que nunca en el autoritarismo de
los sectores hegemónicos de la sociedad dominicana.
La única forma de sepultar a Trujillo es conocerlo. Comprender que
nació en la última década del siglo 19, que murió a mediados del 20 y en
el 21 es un fantasma que sigue recorriendo a la República Dominicana. A los
demonios internos no se les teme, se les enfrenta. Los miedos
generacionales e históricos, y el ocultar un período de nuestra historia,
eternizan por siempre métodos y acciones que ya debemos superar.
A Pleno Sol
DIARIOMETROPOLITANO.NET
"Reflejo de la Sociedad"
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