Estos impuestos


Por Manuel Hernández Villeta.- El sector económico oficial tiene que tener mucho cuidado con platear nuevas cargas impositivas. Al parecer hay un trillo sugerido por economistas en el sentido de que se amplíen las cargas impositivas. Su creencia es de que todavía se pagan impuestos muy reducidos y que los empresarios y comerciantes puedan tener más cargas.

Pero la verdad es que en un país donde no hay controles efectivos de la especulación, del agiotismo y de la inflación, la fijación de más impuestos, aún y sean a las ganancias, va a ir directamente a los consumidores finales.

Cuando se analiza esta variante, eso quiere decir que los nuevos impuestos, o las sobrecargas impositivas, las va a pagar el pueblo, porque irán directamente a los consumidores. Esta es una vía peligrosa. Puede desestabilizar  a los agentes económicos que no están ligados a la macro-economía, pero que son fundamentales en las compras, la oferta y la demanda.

Al cerrar el año se han hecho reajustes en los peajes y en las matrícula  de los vehículos, así como otros renglones menudos, y  ello no es un camino cierto para el desarrollo económico inmediato. Los empresarios piden un pacto fiscal, y el pueblo un reajuste de salarios.

Una verdadera papa caliente que va a tener el gobierno en sus manos desde los primeros días del entrante año, y que ahora son tiradas a la carpeta de las discusiones para ir calentando el debate. El pacto fiscal puede terminar en ser un reajuste impositivo, y eso siempre es peligroso cuando se trata de proteger la economía popular.

Tiene que darse el consenso y una franca discusión antes de arribar al pacto fiscal. Lo reclaman los empresarios y el gobierno lo estudia, por lo cual tiene que ser ampliamente aireada de cara a la opinión pública.

Con el reajuste de salarios también se presenta una petición que debe ser escuchada por el gobierno. Es cierto que para aumentar los salarios hay que buscar los recursos económicos, y cargar impuestos a sectores productivos es el casi obligatorio camino.

La colectivización del aumento salarial puede disparar la inflación, y si se aumenta un diez por ciento de inmediato ese beneficiado será tragado entre agiotismo, inflación y aumentos escalonados de bienes y servicios. 

Hoy por hoy, hay que comenzar a controlar cualquier   aumento de los impuestos o la creación de nuevas cargas impositivas. Su aplicación es muy candente, en un instante en que el horno está al rojo vivo.

 A Pleno Sol


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